El verano, al llegar a su fin, para muchas personas marca el cierre de las vacaciones y la vuelta a la rutina diaria. Tras unas semanas de descanso y diversión, retomar la vida cotidiana y laboral puede resultar cuesta arriba, lo que lleva a algunos a experimentar la depresión postvacacional. Si te sientes identificado, este artículo es para ti, ya que te explicaremos en qué consiste este trastorno temporal y te daremos consejos para aliviarlo.
¿Qué es la depresión postvacacional?
La depresión postvacacional es el concepto conocido también como síndrome o estrés postvacacional. No se considera como enfermedad, sino como un trastorno adaptativo y se refiere a la ansiedad o presión emocional que se afronta a la hora de reincorporarse a la rutina diaria (prisas, cansancio, atascos, ruidos, rutina, presiones laborales, estrés, etc.) tras un periodo vacacional sobre todo estival.
Síntomas de la depresión postvacacional
En algunas ocasiones, la presión que acompaña el regreso a la rutina puede provocar episodios de estrés agudo, con diversas manifestaciones emocionales, conductuales y físicas. Esto incluye malestar, ansiedad, depresión, disminución del rendimiento, palpitaciones, sudoración, aumento de la frecuencia respiratoria y cardíaca, temblores, cambios de humor, irritabilidad, molestias psicosomáticas, fatiga, anhedonia y depresión anérgica. Estos síntomas suelen presentarse en personas que son más vulnerables, siendo las mujeres las más afectadas, posiblemente debido a las exigencias de su entorno socio-familiar.
Consejos para prevenir y superarla
Para superar las molestias derivadas de esta mala adaptación al cambio de vida desde las vacaciones a la vida laboral, se recomienda seguir algunas pautas, cuando sea posible:
- Regresar unos días antes al lugar de residencia habitual.
- Volver gradualmente a los horarios de antes.
- Retomar hábitos alimenticios saludables y la rutina de ejercicio.
- Asegurarse de dormir y descansar lo suficiente.
- Organizar la agenda laboral de manera equilibrada, reservando tiempo para el descanso y el ocio.
- Establecer objetivos realistas y comenzar con tareas sencillas.
- Desconectar al finalizar la jornada laboral y disfrutar del tiempo libre.
- Mantener una actitud optimista y positiva facilitará la adaptación a esta nueva etapa de manera más rápida y llevadera.
Aunque pocos casos requieren intervención profesional, si estos cambios se prolongan más de unos días, puede desarrollarse un síndrome de ansiedad generalizada o estrés crónico, que presentará síntomas específicos y podría necesitar tratamiento. En tal caso, lo más recomendable es consultarnos.
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