Autocompasión y mindfulness: Cuidando de nuestro sufrimiento

Cuando vemos a otra persona sufrir, lo primero que hacemos es prestar atención y escuchar su malestar, conectando con cómo se siente. Tratamos de comprender sus emociones y pensamientos. Sentimos amabilidad, aceptación, respeto… Por todo ello, nos sentimos con ganas de cuidar y ayudar para hacer más soportable el malestar. La autocompasión y mindfulness supone aplicar la compasión que utilizamos con los demás hacia nosotros mismos.

Se basa en aprovechar esa capacidad que tenemos de entender el sufrimiento porque, como personas, hemos sufrido y sufriremos en algún momento de nuestras vidas. Es una forma saludable de relacionarse con uno/a mismo/a cuando sufrimos o comentemos errores. A continuación, describimos las principales características de la autocompasión.

Características de la autocompasión y mindfulness

Mindfulness

La importancia de la autocompasión y el mindfulness.
Tomar conciencia, con actitud compasiva y sin identificarse de la experiencia agradable y desagradable

La primera característica de la autocompasión es el mindfulness o atención plena. Para poder ser compasivos, hemos de tomar conciencia de nuestro sufrimiento. Si bien, esta forma de tomar conciencia involucra una actitud concreta: una actitud compasiva, con curiosidad, en la que se permiten y aceptan los pensamientos, emociones o sensaciones, con igualdad, sean buenos o malos. Se trata de estar abierto/a a la experiencia, sea agradable o desagradable, sin anclarse o sobreidentificarse con ella.

Bondad hacia uno mismo

Bondad hacia uno mismo en la autocompasión
Aceptarse y comprenderse son claves de la autocompasión

La segunda característica de la autocompasión y el mindfulness es la bondad hacia uno/a mismo/a. Esta característica describe la forma en la que nos relacionamos emocionalmente con nuestro sufrimiento. Se trata de ser amables y comprensivos con nosotros/as mismos/as en vez de juzgarnos o criticarnos por lo que hemos hecho o lo que hemos pasado. Ser conscientes de que no somos perfectos/as, de que no siempre podemos conseguir lo que queremos o modificar las cosas que vivimos nos ayuda a permitirnos sufrir sin rechazarnos. Cuando nos aceptamos, nos cuidamos y queremos, nuestras reacciones emocionales son más equilibradas.

Conexión con la humanidad

Conexión con la humanidad
Los seres humanos somos imperfectos y el sufrimiento es parte de nuestras vidas

La tercera característica de la autocompasión en la conexión y compasión con la humanidad. Los seres humanos compartimos una realidad que nos une. Nuestro sufrimiento es algo inherente a la naturaleza humana, forma parte de la vida y todos/as pasamos por ello. Por ello, estamos conectados en nuestra realidad más básica. Además, como seres humanos no somos perfectos y tenemos limitaciones y estamos influidos por multitud de factores como nuestra cultura, la familia o nuestra experiencia vital personal que nos hacen cometer errores o que no sucedan las cosas como nos gustarían.


Autocompasión y mindfulness: conclusión

En resumen, ser autocompasivo/a significa prestar atención al malestar, y ser empáticos/as tratando de conectar con ese malestar para cuidar de quien está sufriendo, en este caso nosotros/as. En vez de la crítica o el desprecio a uno/a mismo/a, se trata de cuidarse, entenderse. Ver que la imperfección y el dolor es algo que nos conecta y compartimos con el resto de la humanidad. Todo ello, tomando conciencia de los pensamientos y sentimientos dolorosos aceptándolos sin sobreidentificarse con ellos.

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Marta Herrero Lázaro psicóloga en centro Marhela

Marta Herrero Lázaro

Doctora en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Psicología de la Salud y Licenciada en Psicología.

Psicóloga sanitaria con número de colegiada AA – 01093 en el Colegio Oficial de Psicología de Álava.

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