En este artículo hablamos sobre la efectividad de los fármacos y los tratamientos psicológicos. Las dificultades psicológicas son un problema de salud más común de lo que generalmente se cree.
La ONU estima que 1 de cada 4 personas experimentará algún problema de salud mental a lo largo de su vida. Además, las crisis económicas y sanitarias en las últimas décadas han incrementado considerablemente las situaciones de estrés acumuladas, haciendo que aumente el riesgo de que la salud mental se vea dañada.
¿Qué tratamientos nos ofrecen los profesionales de la salud mental?
Desde la psiquiatría y la psicología se provee de dos tipos principales de tratamientos para la mejora de la salud mental: los tratamientos con psicofármacos y los tratamientos con terapias psicológicas.
En respuesta a los problemas de salud mental, muchas personas optan por tratamientos farmacológicos. La Encuesta Nacional de Salud ENSE de 2017 observó que 1 de cada 10 personas toma algún tipo de tranquilizante/ansiolítico y 1 de cada 20 algún tipo de antidepresivo. Estos tratamientos ofrecen soluciones efectivas en muchos casos que ayudan a reducir los problemas asociados a muchas problemáticas. Por ejemplo, favorecen estados mentales más equilibrados, facilitan la conciliación del sueño, reducen los niveles de activación, etc.
Además de los psicofármacos, los profesionales de la salud mental pueden facilitarnos el acceso a tratamientos psicológicos, pero ¿qué añaden con respecto a los psicofármacos?
Las ventajas de los fármacos y los tratamientos psicológicos
1. Son eficaces
Cuando pensamos en la terapia psicológica una de las preguntas que nos puede venir a la mente es si realmente es útil y nos va a ayudar o no a resolver nuestros problemas. A este respecto, la evidencia científica indica que sí: los tratamientos psicológicos son eficaces.
La psicoterapia es un apoyo eficaz para reducir problemas habituales como la depresión, la ansiedad, el consumo de sustancias o el trastorno bipolar. El tratamiento psicológico y el farmacológico ofrecen una efectividad similar para reducir el malestar relacionado con muchas problemáticas como la depresión o el trastorno bipolar. Sin embargo, en ciertas problemáticas, como en muchos casos de ansiedad, la efectividad de los tratamientos psicológicos llega a ser incluso superior que la de los tratamientos farmacológicos.
2. Reducen la probabilidad de recaídas
El tratamiento psicológico ofrece una mayor tasa de éxito que el tratamiento farmacológico en la prevención de recaídas. Esto quiere decir que, una persona que ha superado un problema mental con un tratamiento psicológico es menos probable que vuelva a experimentar las dificultades previas en comparación con una persona que lo ha superado con un tratamiento con psicofármacos.
3. Tienen un efecto a largo plazo
Los éxitos que alcanzamos con la psicoterapia se mantienen en el tiempo. Mientras que el efecto de los fármacos está mientras seguimos el tratamiento, el efecto de la psicoterapia se extiende más allá del final de las sesiones. Con los tratamientos psicológicos, las personas aprendemos nuevas formas de comportarnos que nos ayudan a gestionar de manera más adaptiva nuestras vidas y que son útiles después de la terapia ante situaciones nuevas.
4. No generan adicción
Una de las ventajas de la terapia psicológica es que no genera problemas de adicción. Por el contrario, algunos psicofármacos como los ansiolíticos e hipnóticos sí generan importantes niveles de dependencia haciendo que muchas personas los necesiten para enfrentar su día a día. Frente esta situación, los tratamientos psicológicos no generan esos problemas de adicción sino que nos hacen más autónomos/as al proveernos habilidades que nos hacen más independientes.
5. No tienen efectos secundarios
Los tratamientos psicológicos tienen un menor impacto en el organismo que los psicofármacos. Mientras que los medicamentos pueden generar efectos adversos, una de las ventajas que aporta la psicoterapia es la intervención sin efectos secundarios perjudiciales para el cuerpo.
6. Pueden combinarse con los psicofármacos
Las intervenciones psicológicas se pueden combinar con los psicofármacos. Esta combinación del tratamiento psicológico y farmacológico es, para algunas personas, el tratamiento más eficaz.
En el caso del tratamiento para la esquizofrenia, la combinación de los psicofármacos con la terapia psicológica reduce los periodos de internamiento, los brotes psicóticos, la cantidad de medicación, etc.
En problemas del estado de ánimo, los antidepresivos facilitan la capacidad de nuestro cerebro de cambiar, adaptarse y aprender cosas nuevas. La combinación con la psicoterapia facilitaría que ese terreno fértil dé sus frutos proveyendo de dirección e impulsando el cambio.
Las desventajas de los tratamientos psicológicos
1. Tienen un alto coste
La realidad del sistema sanitario muestra que hay pocos profesionales de la salud mental en relación a la población. Esto supone todavía un problema mayor si miramos a la sanidad pública, donde la atención en salud mental está saturada. Por ello, muchas personas recurren a los servicios de sanidad privados, lo cual supone un coste que no todo el mundo puede asumir.
2. Exigen esfuerzo
La terapia psicológica implica cambiar los comportamientos que tenemos aprendidos, lo cual no es fácil. Proponerse llevar a cabo una terapia psicológica supone enfrentarse a la forma de responder ante las situaciones que nos resulta más fácil, a nuestros hábitos, a emociones desagradables, etc. Aquellas personas que deciden cambiar su comportamiento han de invertir esfuerzo.
Entonces…. ¿psicofármacos o psicoterapia?
La elección del tratamiento en psicofármacos, el tratamiento en psicoterapia o la combinación de ambos depende de la problemática que se aborde.
En general, asociaciones internacionales como The American Psychological Association (APA), The Canadian Psychological Association (CPA) o The National Institute for Health and Clinical Excellence (NICE) plantean la psicoterapia como tratamiento primordialmente recomendado ante problemáticas como los trastornos de depresión, la ansiedad, o el estrés postraumático. Asimismo, se recomienda la psicoterapia como tratamiento prioritario a menores o personas con enfermedades previas por su menor impacto en la salud física.
Si bien, hay casos en los que la medicación con psicofármacos se considera un eje primordial y la combinación con la psicoterapia como el mejor tratamiento. Ejemplos de estos casos son los tratamientos para la esquizofrenia, el trastorno bipolar o depresiones severas. En estos casos los psicofármacos proveen de una estabilización y mejora del estado mental y la psicoterapia facilita la recuperación, la mejor adherencia al tratamiento, menores tiempos de tratamiento, menos recaídas, etc.
En resumen, tanto la terapia farmacológica como la terapia psicológica pueden ser eficaces y, para algunas personas y casos, la combinación de ambos tratamientos incrementa el éxito terapéutico de cualquiera de las dos de manera aislada.
Para poder conocer el mejor tratamiento en cada caso, es importante contar con una evaluación individual y el asesoramiento de una psicóloga profesional porque la elección del tratamiento dependerá de las circunstancias concretas de cada persona.
Es por ello que, si consideras que necesitas la ayuda de un profesional, te invitamos a visitar las secciones correspondientes a nuestros servicios.